jueves, 31 de mayo de 2012

Aún hay Abril

¿Aún hay Abril? El mundo se amontona
olvidándose al tallo fresco erguido,
esbelta cumbre, surtidor al cielo
que guarda su verdor, por más ternura,
no en descuido, en defensa de lo hermoso,
y rueda ante sus pies, abandonado
entre lodo y espina,
detonación y muerte:
manada de dolor, recién perdida
al tronco que la unió por darle flores.

Alta estaba la copa y entre nubes
creció la sombra que dejó en el suelo,
símbolo de la paz en el verano...

Esto era Abril. El hombre se acercaba
y el cansancio en la hierba y el crepúsculo
bajaban por el sueño a hacerse noche.
Esto era Abril...
¿El mundo abandonado?:
la firme longitud de lo más bello.
La ceniza, el carbón, el miedo, el humo,
la sangre, el trepidar y las banderas:
desolación, ruina
y llanto sobre el suelo
ofrecen a lo azul...
¿Aún hay Abril?...
¡Juntos los dos estamos!:
el árbol sobre mí, yo bajo el cielo.

A quien me llama contesto
pero no sé quién me llama,
por eso mi voz no entiende
lo que dicen sus palabras.

Queda mi voz en el viento,
luego en la nube se tapa
y vuelve de nuevo al suelo
cuando la lluvia la arrastra.

A la tierra y a mi cuerpo
poco trecho nos separa.
Cuando esté muerta mi lengua
daré mi voz a sus aguas.

Saldré por la fuente al río,
llevaré hasta el mar mis alas,
y sin conciencia en el cielo
canción buscaré a mis anclas.

Muera pronto lo que aún vive
amarrado a mi garganta,
rompa el collar que la aprieta
y en su sinrazón me ata.

Un camino tengo abierto
y un corazón en el alba.
Corazón, llámame tú,
que yo sepa quién me llama.

Si el hombre debe callar,
cállese y cumpla su sino,
que lo que importa es andar.
Andar es sembrar camino
y morir es despertar.

Quien no ponga el pie en el suelo
por temor a verlo herido,
por su propio desconsuelo
siempre será perseguido.

El pájaro está en su vuelo
como el hombre está en su andar...
y siga tejiendo el hilo
la mano sobre el telar,
que morir es despertar.

No es lo que está roto, no,
el agua que el vaso tiene;
lo que está roto es el vaso
y el agua al suelo se vierte.

No es lo que está roto, no,
la luz que sujeta al día;
lo que está roto es su tiempo
y en la sombra se desliza.

No es lo que está roto, no,
la sangre que te levanta;
lo que está roto es tu cuerpo
y en el sueño te derramas.

No es lo que está roto, no,
la caja del pensamiento;
lo que está roto es la idea
que la lleva a lo soberbio.

No es lo que está roto Dios
ni el campo que Él ha creado;
lo que está roto es el hombre
que no ve a Dios en su campo.

Lo que dice el sol lo dice
lo que dice el mar.
Dice
lo que dice el mar, la espuma;
la espuma, lo de la arena
y la arena lo del viento...
Lo que dice el viento dice
lo que dice el mar.
Y el mar
dice lo que dice el sol
que eterno vuelve a cantar
lo que canta el mar eterno.

Yo me acerco por mirar
lo que de este canto endeudo
pero no puedo olvidar
que estoy dentro de mi cuerpo
y en mí me vuelvo a ocultar.

¡Pasen estos malos tiempos!

Emilio Prados: Poemas Varios. Destino Fiel (Ejercicios de poesía en guerra, 1936-1939)

Versións:
Alfredo Arrebola: Daré mi voz al agua; Puente de mi soledad; 2000; Pista 3

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