viernes, 27 de julio de 2012

Canción del pirata

Con diez cañones por banda,
viento en popa, a toda vela,
no corta el mar, sino vuela
un velero bergantín.
Bajel pirata que llaman,
por su bravura, el Temido,
en todo mar conocido
del uno al otro confín.

La luna en el mar rïela,
en la lona gime el viento,
y alza en blando movimiento
olas de plata y azul;
y ve el capitán pirata,
cantando alegre en la popa,
Asia a un lado, al otro Europa,
y allá a su frente Stambul:

«Navega, velero mío,
sin temor,
que ni enemigo navío
ni tormenta, ni bonanza
tu rumbo a torcer alcanza,
ni a sujetar tu valor.

Veinte presas
hemos hecho
a despecho
del inglés,
y han rendido
sus pendones
cien naciones
a mis pies.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.

                                        
Allá muevan feroz guerra
ciegos reyes
por un palmo más de tierra;
que yo tengo aquí por mío
cuanto abarca el mar bravío,
a quien nadie impuso leyes.

Y no hay playa,
sea cualquiera,
ni bandera
de  esplendor,
que no sienta
mi derecho
y dé pecho
a mi valor.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.


A la voz de «¡barco viene!»
es de ver
cómo vira y se previene
a todo trapo a escapar;
que yo soy el rey del mar,
y mi furia es de temer.

En las presas
yo divido
lo cogido
por igual;
sólo quiero
por riqueza
la belleza
sin rival.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.


¡Sentenciado estoy a muerte!
Yo me río;
no me abandone la suerte,
y al mismo que me condena,
colgaré de alguna entena,
quizá en su propio navío.

Y si caigo,
¿qué es la vida?
Por perdida
ya la di,
cuando el yugo
del esclavo,
como un bravo,
sacudí.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.


Son mi música mejor
aquilones,
el estrépito y temblor
de los cables sacudidos,
del negro mar los bramidos
y el rugir de mis cañones.

Y del trueno
al son violento,
y del viento
al rebramar,
yo me duermo
sosegado,
arrullado
por el mar.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.
»

José de Espronceda: Poesías (1840)

Versións:
Tierra Santa: La canción del pirata; Las mil y una noches; 2003; Pista 9



Dark Moor: La canción del pirata; Ancestral romance; 2010; Pista 7

martes, 24 de julio de 2012

Canción del pescador

Tengo las redes llenas,
(manos vacías).
Las redes son del amo;
las manos mías.
Estaba el mar vacío
bajo la noche;
Con sudor lo llenamos
los pescadores.
Está el campo sombrío
de madrugada;
con las manos hacemos
la luz del alba.
¡Cuándo será la tierra
tuya en tus manos;
tuyas la barca y redes,
y el mar tu esclavo!

Carlos Álvarez Cruz: Tiempo de siega y Otras Yerbas (1970)

Versións:
Adolfo Celdrán: Canción del pescador; Silencio; 1970; Pista 9



Aguaviva: Canción del pescador; La casa de San Jamás; 1972; Pista 8



Nande Ferrer: Metáfora de un hombre de mar; Recital Nande Ferrer. Manifiesto Canción del Sur*; 1972; Pista 7



Nuestro pequeño mundo: Canción del pescador**; Cantar de la tierra mía; 1974; Pista 4



*[Grabación sonora recollida de Radio Popular de Sevilla e Radio Popular de Granada; 1972; arquivo sonoro de Juan de Loxa; Centro de Documentación Musical de Andalucía.]
**[A versión musical de Nuestro Pequeño Mundo, remata cunha estrofa do poema Canción de la novia del pescador de Jesús López Pacheco.]

viernes, 20 de julio de 2012

Cuando me han visto solo y recostado

                    XXIII

Cuando me han visto solo y recostado
al borde del camino...
unos hombres
con trazas de mendigos
que cruzaban rebeldes y afanosos,
me han dicho:
Ven con nosotros,
peregrino.
Y otros hombres
con porte de patricios
que llevaban sus galas
intranquilos,
me han hablado
lo mismo:
Ven con nosotros,
peregrino.
Yo a todos
los he visto
perderse
allá, a lo lejos del camino...
y me he quedado solo,
sin despegar los labios, en mi sitio.

León Felipe: Versos y oraciones del caminante (1920)

Versións:
León Felipe: Poemas menores*; León Felipe por él mismo. Col. Voz Viva. UNAM. México; 1967; Lado A, Corte 2



Aguaviva: La canción del peregrino; La casa de San Jamás; 1972; Cara B, Corte 6



Aguaviva: Canción del peregrino; León Felipe y sus intérpretes, vol. 1; 1976; Cara A, Corte 4

(Reedición da versión do disco La casa de San Jamás, do ano 1972)



Walberto Mendoza: Ven con nosotros; Antología rota de León Felipe; 2014; Pista 16



*[O recitativo de León Felipe está precedido polos poemas Nadie fue ayer, Para mí el bordón solo…, Qué me importa que se borren (Versos y oraciones de caminante, 1920), Huyen… Se ve que huyen (Versos y oraciones de caminante, 1930), No es lo que me trae cansado, Qué día tan largo, Ahora de pueblo en pueblo e Corazón mío (Versos y oraciones de caminante, 1920); e seguido polos poemas Qué solo estoy, Señor (Versos y oraciones de caminante, 1920) e Más sencilla… más sencilla e Cristo (Versos y oraciones de caminante, 1930).]

Canción del jinete

Córdoba.
Lejana y sola.

Jaca negra, luna grande,
y aceitunas en mi alforja.
Aunque sepa los caminos
yo nunca llegaré a Córdoba.

Por el llano, por el viento,
jaca negra, luna roja.
La muerte me está mirando
desde las torres de Córdoba.

¡Ay qué camino tan largo!
¡Ay mi jaca valerosa!
¡Ay, que la muerte me espera,
antes de llegar a Córdoba!

Córdoba.
Lejana y sola.

Federico García Lorca: Canciones andaluzas; Canciones [1921-1924] (1927)

Versións:
Paco Ibáñez: Córdoba, lejana y sola; Por una canción; 1990; Pista 2



Vicente Monera: Canción del jinete; www.musicaypoemas.com; 2010;



Belek & Vare: Canción del jinete; Locura eterna de todo poeta (Bandcamp); 2015; Pista 5

miércoles, 18 de julio de 2012

Canción del jinete (1860)

En la luna negra
de los bandoleros,
cantan las espuelas.
Caballito negro,
¿Dónde llevas tu jinete muerto?
Las duras espuelas
del bandido inmóvil
que perdió las riendas.
Caballito frío.
¡Qué perfume de flor de cuchillo!
En la luna negra,
sangraba el costado
de Sierra Morena.
Caballito negro.
¿Dónde llevas tu jinete muerto?
La noche espolea
sus negros ijares
clavándose estrellas.
Caballito frío.
¡Qué perfume de flor de cuchillo!
En la luna negra,
¡un grito!, y el cuerno
largo de la hoguera.
Caballito negro.

Federico García Lorca: Canciones andaluzas; Canciones [1921-1924]; (1927)

Versións:
Paco Ibáñez: Canción del jinete; Paco Ibáñez 1, España de hoy y de siempre, vol.1; 1964; Pista 1



Paco Ibáñez: Canción del jinete; Paco Ibáñez en el Olympia de París, CD1; 1969; Pista 7

(Directo da versión do disco Paco Ibáñez 1, do ano 1964)




Paco Ibáñez: Canción del jinete; Concierto en el Teatro de la Ópera de Buenos Aires, CD2; 1971; Pista 2

(Directo da versión do disco Paco Ibáñez 1, do ano 1964)



Paco Ibáñez: Canción del jinete; Concierto en los estudios de la RTSI; 1980; Pista 11

(Directo da versión do disco Paco Ibáñez 1, do ano 1964)




Paco Ibáñez: Canción del jinete; Concierto en el Palau de la música de Barcelona; 2002; Pista 19

(Directo da versión do disco Paco Ibáñez 1, do ano 1964)



Paco Ibáñez: Canción del jinete; Concierto en el Espai de música y danza de la Generalitat de Barcelona; 2003; Pista 15

(Directo da versión do disco Paco Ibáñez 1, do ano 1964)



Amancio Prada: Canción del jinete; Sonetos y canciones de Federico García Lorca; 2004; Pista 19



Paco Ibáñez: Canción del jinete; Concierto en Guernika; 2006; Pista 15

(Directo da versión do disco Paco Ibáñez 1, do ano 1964)




Ángel Parra: Canción del jinete; Ángel Parra chante Paco Ibáñez; 2011; Pista 6

sábado, 14 de julio de 2012

Canción del hombre libre

Quizá mañana
cuando mi mirada
no brote en la luz
como pobre amapola de agua,
venga la soledad.

Pero hoy canto en libertad
y mientras canto
no estoy aislado,
pues el corazón va conmigo
y con él hablo.

Beberé el paisaje
en un amanecer de lirios.
Las campanas del mar
en los vientos fugitivos.
Cada momento un pájaro,
cada pulso un latido.
Una espada de lluvia
cortando la flor del viento.

Ni las miradas torvas,
ni los labios esquivos,
ni las voces enemigas,
ni los hombres miserables.

Viviré como el fuego
encendido en la noche.
Tendré cumbres de estrellas,
cantaré para los hombres.

Estoy conmigo mismo.
El corazón es quien manda,
y yo obedezco.
Cicais mañá
cando a miña mirada
non abrolle na luz
como cativa mapoula de auga,
veña a soedade.

Pero hoxe canto en libertá
e mentras canto
non estou isolado,
que o corazón vai comigo
e con il falo.

Beberei a paisaxe
nun amencer de lirios.
As campanas do mar
nos ventos fuxidíos.
Cada intre un paxaro,
cada pulso un latexo.
Unha espada de chuvia
cortando a frol do vento.

Nin as olladas torvas,
nin os beizos esquivos,
nin as voces nemigas
nin os homes cativos.

Vivirei coma o lume
alcendido na noite.
Terei cumios de estrelas,
cantarei para os homes.

Estou comigo mesmo.
O corazón é quen manda,
i eu obedezo.

Celso Emilio Ferreiro: Longa noite de pedra (1962)*

Versións:
Aguaviva: La canción del hombre libre; La casa de San Jamás; 1972; Pista 7



* [Poema incluido na segunda edición da obra, no ano 1967]

martes, 3 de julio de 2012

Canción del gitano apaleado

Veinticuatro bofetadas.
Veinticinco bofetadas;
después, mi madre, a la noche,
me pondrá en papel de plata.

Guardia civil caminera,
dadme unos sorbitos de agua.
Agua con peces y barcos.
Agua, agua, agua, agua.

¡Ay, mandor de los civiles
que estás arriba en tu sala!
¡No habrá pañuelos de seda
para limpiarme la cara!

Federico García Lorca: Escena del Teniente Coronel de la Guardia Civil; Poema del Cante jondo (1921) (1931)

Versións:
Aguaviva: Venticuatro bofetadas; Cada vez más cerca; 1970; Pista 14



Antonio Portanet: El gitano apaleado; Muertes; 1978; Lado B, Corte 1



Ana Belén: Canción del gitano apaleado; Lorquiana, poemas de Federico García Lorca; 1998; Pista 11



El último ke zierre: Canción del gitano apaleao; ¡Ay, de mí!; 2003; Pista 2

Canción del esposo soldado

He poblado tu vientre de amor y sementera,
he prolongado el eco de sangre a que respondo
y espero sobre el surco como el arado espera:
he llegado hasta el fondo.

Morena de altas torres, alta luz y ojos altos,
esposa de mi piel, gran trago de mi vida,
tus pechos locos crecen hacia mí dando saltos
de cierva concebida.

Ya me parece que eres un cristal delicado,
temo que te me rompas al más leve tropiezo,
y a reforzar tus venas con mi piel de soldado
fuera como el cerezo.

Espejo de mi carne, sustento de mis alas,
te doy vida en la muerte que me dan y no tomo.
Mujer, mujer, te quiero cercado por las balas,
ansiado por el plomo.

Sobre los ataúdes feroces en acecho,
sobre los mismos muertos sin remedio y sin fosa
te quiero, y te quisiera besar con todo el pecho
hasta en el polvo, esposa.

Cuando junto a los campos de combate te piensa
mi frente que no enfría ni aplaca tu figura,
te acercas hacia mí como una boca inmensa
de hambrienta dentadura.

Escríbeme a la lucha, siénteme en la trinchera:
aquí con el fusil tu nombre evoco y fijo,
y defiendo tu vientre de pobre que me espera,
y defiendo tu hijo.

Nacerá nuestro hijo con el puño cerrado
envuelto en un clamor de victoria y guitarras,
y dejaré a tu puerta mi vida de soldado
sin colmillos ni garras.

Es preciso matar para seguir viviendo.
Un día iré a la sombra de tu pelo lejano,
y dormiré en la sábana de almidón y de estruendo
cosida por tu mano.

Tus piernas implacables al parto van derechas,
y tu implacable boca de labios indomables,
y ante mi soledad de explosiones y brechas
recorres un camino de besos implacables.

Para el hijo será la paz que estoy forjando.
Y al fin en un océano de irremediables huesos
tu corazón y el mío naufragarán, quedando
una mujer y un hombre gastados por los besos.

Miguel Hernández: Vientos del pueblo (1937)

Versións:
Adolfo Celdrán: Canción del esposo soldado; Al borde del principio; 1976; Pista 2



Adolfo Celdrán: Canción del esposo soldado; Denegado; 1977; Pista 8

(Reedición do tema do disco Al borde del principio do ano 1976)




Adolfo Celdrán: Canción del esposo soldado; Recopilación; 2004; Pista 8

(Reedición do tema do disco Al borde del principio do ano 1976)



Joan Manuel Serrat: Canción del esposo soldado; Hijo de la luz y de la sombra; 2010; Pista 3

Canción de madre

Mi niño se va a dormir
en gracia de la Pastora
y por dormirse mi niño
se duerme la arrulladora.

Mediodía; sol y rosas;
todo el pueblo se ha dormido;
rosas, cielo azul… Las madres
están durmiendo a los niños.

De la sombra de las casas
vienen cantares dolidos,
cantares que van llorando
no sé qué viejos idilios.

Las palabras de las madres
tienen fragancias y ritmos
de llanto, que nadie sabe
dónde los han aprendido.

Son tristezas que se abren
en la sombra, por caminos
que van a morir a un cielo
alegre, rosa y dulcísimo.

son pájaros que se posan
en los ojos de los niños,
sonrisas para sus bocas,
mariposas, lumbres, linos,

sensaciones irisadas
que van a la gloria, ríos
celestes, frondas de oro,
caminitos florecidos…,

yo no sé qué ruiseñores,
qué remansos cristalinos,
¡ay!, no sé qué alas blancas
que saben ir a los lirios…

Pueblo blanco; sol y rosas;
hasta el cielo se ha dormido;
rosas, cielo azul… Las madres
están durmiendo a los niños.

Juan Ramón Jiménez: Pastorales (1911)

Versións:
Carmen Linares: Canción de madre; Raíces y alas; 2008; Pista 7

Canción de vísperas

¡Qué vida la que vivimos
en estos años de muerte!
¡Qué vida la que morimos!

El ojo del policía,
abierto de noche y día.

La espada del matador,
de flor en flor.

Sobre la pista,
el enano equilibrista.

La sangre pulverizada
flota en el viento
como tierra colorada.
El viento, largo lamento
sobre una llanura helada.
Luego puede ser que nada,
uno puede ser, o ciento.
Alta la noche y cerrada.
Pero huele a lluvia el viento.

Nicolás Guillén: La paloma de vuelo popular (1958)

Versións:
Adolfo Celdrán: Canción de vísperas; Denegado; 1977; Pista 2



Adolfo Celdrán: Canción de Vísperas; Recopilación; 2004; Pista 2

(Reedición da versión do disco Denegado do ano 1977)

domingo, 1 de julio de 2012

Canción de otoño en primavera

Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...

Plural ha sido la celeste
historia de mi corazón.
Era una dulce niña, en este
mundo de duelo y de aflicción.

Miraba como el alba pura;
sonreía como una flor.
Era su cabellera obscura
hecha de noche y de dolor.

Yo era tímido como un niño.
Ella, naturalmente, fue,
para mi amor hecho de armiño,
Herodías y Salomé...

Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...

Y más consoladora y más
halagadora y expresiva,
la otra fue más sensitiva
cual no pensé encontrar jamás.

Pues a su continua ternura
una pasión violenta unía.
En un peplo de gasa pura
una bacante se envolvía...

En sus brazos tomó mi ensueño
y lo arrulló como a un bebé...
Y te mató, triste y pequeño,
falto de luz, falto de fe...

Juventud, divino tesoro,
¡te fuiste para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...

Otra juzgó que era mi boca
el estuche de su pasión;
y que me roería, loca,
con sus dientes el corazón.

Poniendo en un amor de exceso
la mira de su voluntad,
mientras eran abrazo y beso
síntesis de la eternidad;

y de nuestra carne ligera
imaginar siempre un Edén,
sin pensar que la Primavera
y la carne acaban también...

Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer.

¡Y las demás! En tantos climas,
en tantas tierras siempre son,
si no pretextos de mis rimas
fantasmas de mi corazón.

En vano busqué a la princesa
que estaba triste de esperar.
La vida es dura. Amarga y pesa.
¡Ya no hay princesa que cantar!

Mas a pesar del tiempo terco,
mi sed de amor no tiene fin;
con el cabello gris, me acerco
a los rosales del jardín...

Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...

¡Mas es mía el Alba de oro!

Rubén Darío: Cantos de vida y esperanza (1905)

Versións:
Paco Ibáñez: Juventud, divino tesoro; Por una canción; 1990; Pista 4



Paco Ibáñez: Juventud, divino tesoro; A Galopar; 1992; CD2, Pista 10

(Directo da versión do disco Por una canción, do ano 1990)

Canción de la novia del pescador

A la pesca del atún
se van los mozos,
que no se enfade la mar
y vuelvan todos.

¡Ay, madre, que se me va
que se me marcha mi novio!

De la pesca del atún
vendrán los mozos.
Y traerán los barcos llenos
de peces de oro.

¡Ay, madre, me casaré,
si quiere el mar, en otoño!

Jesús López Pacheco: Canciones del amor prohibido (1961)

Versións:
Adolfo Celdrán: Canción de la novia del pescador; Silencio; 1970; Pista 2



Nuestro Pequeño Mundo: Canción de la novia del pescador*; Cantar de la tierra mía; 1975; Pista



*[O tema musical inclue tamén o poema Canción del pescador de Carlos Álvarez Cruz]

Canción de la muerte

Débil mortal no te asuste
mi oscuridad ni mi nombre;
en mi seno encuentra el hombre
un término a su pesar.
Yo, compasiva, te ofrezco
lejos del mundo un asilo,
donde a mi sombra tranquilo
para siempre duerma en paz.

Isla yo soy del reposo
en medio el mar de la vida,
y el marinero allí olvida
la tormenta que pasó;
allí convidan al sueño
aguas puras sin murmullo,
allí se duerme al arrullo
de una brisa sin rumor.

Soy melancólico sauce
que su ramaje doliente
inclina sobre la frente
que arrugara el padecer,
y aduerme al hombre, y sus sienes
con fresco jugo rocía
mientras el ala sombría
bate el olvido sobre él.

Soy la virgen misteriosa
de los últimos amores,
y ofrezco un lecho de flores,
sin espina ni dolor,
y amante doy mi cariño
sin vanidad ni falsía;
no doy placer ni alegría,
más es eterno mi amor.

En mi la ciencia enmudece,
en mi concluye la duda
y árida, clara, desnuda,
enseño yo la verdad;
y de la vida y la muerte
al sabio muestro el arcano
cuando al fin abre mi mano
la puerta a la eternidad.

Ven y tu ardiente cabeza
entre mis manos reposa;
tu sueño, madre amorosa;
eterno regalaré;
ven y yace para siempre
en blanca cama mullida,
donde el silencio convida
al reposo y al no ser.

Deja que inquieten al hombre
que loco al mundo se lanza;
mentiras de la esperanza,
recuerdos del bien que huyó;
mentiras son sus amores,
mentiras son sus victorias,
y son mentiras sus glorias,
y mentira su ilusión.

Cierre mi mano piadosa
tus ojos al blanco sueño,
y empape suave beleño
tus lágrimas de dolor.
Yo calmaré tu quebranto
y tus dolientes gemidos,
apagando los latidos
de tu herido corazón.

José de Espronceda: Poesías (1840)

Versións:
Paco Ibáñez: Canción de la muerte; En vivo en Obras Sanitarias, Argentina*; 1985; Pista 11



Paco Ibáñez: Canción de la muerte; Por una canción; 1990; Pista 8



*[A fotografía non se corresponde coa carátula orixinal]